lunes, 7 de abril de 2025

Autorregulación del aprendizaje… ¿por qué es clave en la secundaria y la universidad?

 

Imaginémonos por un momento que el aprendizaje es como conducir un auto. La autorregulación sería ese sistema interno que nos ayuda a saber cuándo acelerar, cuándo frenar, cuándo revisar si se va en la dirección correcta… y cuándo dar la vuelta si nos equivocamos de camino.

En secundaria y universidad —cuando los adultos esperan que “ya sepan organizarse”— muchos estudiantes siguen sintiéndose perdidos, sin un GPS claro. Ahí es donde entra la autorregulación del aprendizaje: una habilidad poderosa que puede marcar la diferencia entre sobrevivir los estudios… y realmente disfrutar el proceso.



¿Qué es exactamente la autorregulación?

La autorregulación del aprendizaje es la capacidad que tiene una persona para planificar, monitorear y evaluar su propio proceso de estudio. Es decir, no solo hacer la tarea, sino saber cómo, cuándo, por qué y para qué la está haciendo.

Como psicóloga, muchas veces escucho a estudiantes decir:
"Estudio un montón, pero no me va bien", "Quiero estudiar, pero no sé por dónde empezar", “Son muchas actividades y no sé cómo organizarme”.

Y en el fondo, lo que está faltando no siempre es más esfuerzo, sino más estrategia y autoconciencia.

Debemos aprender a…

  1. Planificar
    Elegir metas realistas.
    Dividir tareas grandes en pasos manejables.
    Organizar el tiempo (¡sin caer en el perfeccionismo!).
  2. Monitorear
    Revisar si se está entendiendo lo que se estudia.
    Hacerse preguntas mientras se aprende.
    Ajustar la estrategia si algo no está funcionando.
  3. Evaluar
    Reflexionar después de una tarea: ¿qué salió bien? ¿qué puedo mejorar?
    Reconocer los avances, aunque sean pequeños.
    Aceptar los errores como parte del proceso.

 Se espera que los estudiantes sean responsables, pero pocas veces se les enseña cómo serlo. Y eso puede generar frustración, ansiedad, procrastinación… o incluso el deseo de abandonar. En secundaria y universidad nadie va detrás revisando cada paso, pero como docentes podríamos acompañarlos en este proceso y orientarlos de la mejor manera.

Como madre, entiendo perfectamente el deseo de “recordarle” todo al hijo o hija: la tarea, la entrega, el examen. Pero también sé que, si no damos espacio para que se equivoquen y aprendan a organizarse, les estamos quitando una oportunidad valiosísima para su vida adulta.

La buena noticia: se puede aprender

La autorregulación no es un talento con el que se nace. Es una habilidad que se entrena, como andar en bici. Y cuanto antes se empiece a practicar, mejor.

Podemos ayudar a los estudiantes con:

  • Agendas visuales o digitales.
  • Técnicas de estudio activas (resúmenes, mapas, autoexplicaciones).
  • Rutinas realistas y flexibles.
  • Espacios de conversación donde puedan pensar en voz alta sobre cómo están aprendiendo

Cuando un estudiante empieza a autorregularse, no solo mejora su rendimiento académico, sino que gana confianza en sí mismo, desarrolla pensamiento crítico y se vuelve más autónomo.

Y no hay mejor inversión a largo plazo que esa.

 

Autorregulación del aprendizaje… ¿por qué es clave en la secundaria y la universidad?

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