¿Les ha pasado que sus
hijos o estudiantes pasan horas y horas “estudiando”, pero al final parece que
nada se les queda? Como psicóloga, educadora y madre, he visto este escenario
más de una vez; mientras mis hijos estudiaban y cuando compartía mis experiencias
con madres que vivían lo mismo. Y no es
culpa de ellos. El problema es que muchas de las estrategias que realmente
ayudan a aprender... ¡nunca nos las enseñaron en la escuela!
Recuerdo una vez que
revisando el libro de texto de mi hija, estaba todo resaltado en amarillo y le
pregunté ¿por qué marcó todo? Y la respuesta hizo que cambiara el sistema tradicional
al que venía participando por otro que motivó este blog.
Su respuesta fue... “la
profesora me dijo que todo era importante”.
A muchos nos dijeron que estudiar era “leer y subrayar” o hacer un
resumen con letra bonita. Pero, aunque esas técnicas ayudan un poco, no son
las más efectivas. Hoy quiero contarles sobre algunas estrategias que
pueden transformar la forma en que sus hijos, o usted misma, estudian. Y lo
mejor: son fáciles de aplicar, incluso en casa.
1. Repaso espaciado
Esta estrategia es muy
simple, pero requiere organización y constancia. La idea es simple: en lugar de estudiar todo
de golpe (lo que muchos hacen antes de un examen), se repasa el contenido en
intervalos de tiempo.
📅 Por ejemplo: estudias hoy un tema, lo revisas de
nuevo en 2 días, luego en una semana, después en dos. Este “goteo” de
conocimiento le dice al cerebro que la información es importante y
necesita mantenerse accesible.
💡 Hay apps como Anki
(para crear tarjetas personalizadas) o Quizlet (fichas creadas con IA) que
ayudan con esto, pero también se puede hacer con tarjetas de papel o un
cuaderno, las fichas tradicionales.
2. Mapas mentales
A mí, como mamá visual,
¡me encantan! Y a muchos jóvenes también. Un mapa mental no es solo un dibujo
bonito: es una herramienta para organizar ideas de forma visual, ver conexiones
entre conceptos y activar la memoria visual.
🧠 En lugar de
copiar párrafos enteros, animemos a nuestros hijos a usar colores, flechas,
símbolos y dibujos que representen lo que están aprendiendo. Les da
estructura, pero también libertad.
Además, deben aprender a resumir pata sistematizar la información.
3. Técnica
Pomodoro
¿Conocen esa sensación
de “ya no me entra nada”? A veces, lo que falta no es fuerza de voluntad, sino gestión
del tiempo y del cerebro. La técnica Pomodoro propone esto:
⏱️ 25
minutos de estudio concentrado + 5 minutos de descanso (esto es un “pomodoro”).
Después de 4 ciclos, se toma un descanso largo (15-30 min).
Esta técnica enseña a
los estudiantes a respetar su capacidad de concentración, y poco a poco
mejora su productividad sin quemarse.
Nos enseña a gestionar nuestro tiempo de trabajo, imagínense si los
profesores la utilizaran como parte del desarrollo de la clase, lamentablemente
a veces están más preocupados por cumplir con un cronograma o su plan de clase.
4. Autoexplicación
(sí, hablar solos sirve)
En mi época se le
decía, estudiar en voz alta. Una estrategia que no se conoce como una
teçnica como tal, pero es muy efectiva. Se
trata de que el estudiante se explique a sí mismo el contenido en voz alta,
como si lo estuviera enseñando a alguien más.
👄 Cuando uno
explica, tiene que organizar lo que sabe, buscar ejemplos, hacer conexiones… Y
ahí está el aprendizaje. Incluso pueden grabarse y luego escucharse para ver
qué pueden mejorar.
Se puede complementar
con hacerse preguntas a sí mismos sobre lo que se estudia. No para ver
cuánto saben al final, sino como parte del estudio.
📝 Inventar
preguntas, responderlas sin ver los apuntes, usar bancos de preguntas o hacer
pequeñas pruebas cortas familiares (¡con premios!) ayuda a la memoria a largo
plazo.
6. Enseñar a
alguien más
Si se logra enseñar
algo, es porque realmente se entendió. Puede pedirle a su hijo que le explique
el tema como si usted no supiera nada. O que se lo cuente a su hermanito, a la
abuela o hasta al gato. 🐱
El simple acto de convertirse
en “profe por un rato” fortalece el aprendizaje y desarrolla habilidades
comunicativas.
7. Aprender con
emociones y sentidos
Aquí entra un poco mi
lado de mamá creativa: hacer que el aprendizaje conecte con algo que provoque
emoción, risa, curiosidad o sorpresa. ¿Se puede hacer una canción con los
nombres de los planetas? Ahora hay una
muy buena aplicación, se las recomiendo se llama SUNO, o podemos crear o buscar
una infografía, un video, o hasta un meme y a partir de lo chistoso, generar
una reflexión y aprendizaje significativo y contextualizado.
🎭 Estudiar no tiene
que ser aburrido. Cuanto más sentido y emoción le pongamos, más se queda
grabado.
En resumen...
Lo que aprendemos, no
es lo que más tiempo pasamos leyendo, sino lo que entendemos, conectamos y
usamos activamente. Estas estrategias no solo mejoran las notas, sino que
ayudan a formar estudiantes más autónomos, seguros y motivados.
Así que como mamá,
psicóloga y educadora te invito a probar alguna de estas técnicas en casa. No
hace falta aplicarlas todas de golpe. Empieza por una, observa, y ajusta según
lo que funcione mejor para su hijo o incluso para usted.