domingo, 30 de marzo de 2025

Estrategias de estudio que sí funcionan, y… que no se enseñan en la escuela

 

¿Les ha pasado que sus hijos o estudiantes pasan horas y horas “estudiando”, pero al final parece que nada se les queda? Como psicóloga, educadora y madre, he visto este escenario más de una vez; mientras mis hijos estudiaban y cuando compartía mis experiencias con madres que vivían lo mismo.  Y no es culpa de ellos. El problema es que muchas de las estrategias que realmente ayudan a aprender... ¡nunca nos las enseñaron en la escuela!



Recuerdo una vez que revisando el libro de texto de mi hija, estaba todo resaltado en amarillo y le pregunté ¿por qué marcó todo? Y la respuesta hizo que cambiara el sistema tradicional al que venía participando por otro que motivó este blog.

Su respuesta fue... “la profesora me dijo que todo era importante”.  A muchos nos dijeron que estudiar era “leer y subrayar” o hacer un resumen con letra bonita. Pero, aunque esas técnicas ayudan un poco, no son las más efectivas. Hoy quiero contarles sobre algunas estrategias que pueden transformar la forma en que sus hijos, o usted misma, estudian. Y lo mejor: son fáciles de aplicar, incluso en casa.

1. Repaso espaciado

Esta estrategia es muy simple, pero requiere organización y constancia.  La idea es simple: en lugar de estudiar todo de golpe (lo que muchos hacen antes de un examen), se repasa el contenido en intervalos de tiempo.
📅 Por ejemplo: estudias hoy un tema, lo revisas de nuevo en 2 días, luego en una semana, después en dos. Este “goteo” de conocimiento le dice al cerebro que la información es importante y necesita mantenerse accesible.

💡 Hay apps como Anki (para crear tarjetas personalizadas) o Quizlet (fichas creadas con IA) que ayudan con esto, pero también se puede hacer con tarjetas de papel o un cuaderno, las fichas tradicionales.

2. Mapas mentales

A mí, como mamá visual, ¡me encantan! Y a muchos jóvenes también. Un mapa mental no es solo un dibujo bonito: es una herramienta para organizar ideas de forma visual, ver conexiones entre conceptos y activar la memoria visual.

🧠 En lugar de copiar párrafos enteros, animemos a nuestros hijos a usar colores, flechas, símbolos y dibujos que representen lo que están aprendiendo. Les da estructura, pero también libertad.  Además, deben aprender a resumir pata sistematizar la información.

3. Técnica Pomodoro

¿Conocen esa sensación de “ya no me entra nada”? A veces, lo que falta no es fuerza de voluntad, sino gestión del tiempo y del cerebro. La técnica Pomodoro propone esto:

⏱️ 25 minutos de estudio concentrado + 5 minutos de descanso (esto es un “pomodoro”). Después de 4 ciclos, se toma un descanso largo (15-30 min).

Esta técnica enseña a los estudiantes a respetar su capacidad de concentración, y poco a poco mejora su productividad sin quemarse.  Nos enseña a gestionar nuestro tiempo de trabajo, imagínense si los profesores la utilizaran como parte del desarrollo de la clase, lamentablemente a veces están más preocupados por cumplir con un cronograma o su plan de clase.

4. Autoexplicación (sí, hablar solos sirve)

En mi época se le decía, estudiar en voz alta. Una estrategia que no se conoce como una teçnica como tal, pero es muy efectiva.  Se trata de que el estudiante se explique a sí mismo el contenido en voz alta, como si lo estuviera enseñando a alguien más.

👄 Cuando uno explica, tiene que organizar lo que sabe, buscar ejemplos, hacer conexiones… Y ahí está el aprendizaje. Incluso pueden grabarse y luego escucharse para ver qué pueden mejorar.

Se puede complementar con hacerse preguntas a sí mismos sobre lo que se estudia. No para ver cuánto saben al final, sino como parte del estudio.

📝 Inventar preguntas, responderlas sin ver los apuntes, usar bancos de preguntas o hacer pequeñas pruebas cortas familiares (¡con premios!) ayuda a la memoria a largo plazo.

6. Enseñar a alguien más

Si se logra enseñar algo, es porque realmente se entendió. Puede pedirle a su hijo que le explique el tema como si usted no supiera nada. O que se lo cuente a su hermanito, a la abuela o hasta al gato. 🐱

El simple acto de convertirse en “profe por un rato” fortalece el aprendizaje y desarrolla habilidades comunicativas.

7. Aprender con emociones y sentidos

Aquí entra un poco mi lado de mamá creativa: hacer que el aprendizaje conecte con algo que provoque emoción, risa, curiosidad o sorpresa. ¿Se puede hacer una canción con los nombres de los planetas?  Ahora hay una muy buena aplicación, se las recomiendo se llama SUNO, o podemos crear o buscar una infografía, un video, o hasta un meme y a partir de lo chistoso, generar una reflexión y aprendizaje significativo y contextualizado.

🎭 Estudiar no tiene que ser aburrido. Cuanto más sentido y emoción le pongamos, más se queda grabado.

En resumen...

Lo que aprendemos, no es lo que más tiempo pasamos leyendo, sino lo que entendemos, conectamos y usamos activamente. Estas estrategias no solo mejoran las notas, sino que ayudan a formar estudiantes más autónomos, seguros y motivados.

Así que como mamá, psicóloga y educadora te invito a probar alguna de estas técnicas en casa. No hace falta aplicarlas todas de golpe. Empieza por una, observa, y ajusta según lo que funcione mejor para su hijo o incluso para usted.

 

domingo, 23 de marzo de 2025

Estudiar en casa: ¿una moda o una oportunidad para formar estudiantes autónomos?

Hola!  Estoy de regreso...


Hace algunos años, si uno decía que su hijo estudiaba desde casa, muchas cejas se levantaban. “¿Y cómo socializa?”, “¿no se va a atrasar?”, “¿no es mejor la escuela tradicional?”. Hoy, la conversación ha cambiado. El aprendizaje en casa —por elección o por necesidad— se ha vuelto parte del panorama educativo, y es hora de preguntarnos: ¿es solo una moda pasajera o una verdadera oportunidad?

Desde mi experiencia como psicóloga educativa, pero también como madre, he podido ver ambos lados de la moneda. Y les confieso algo: estudiar en casa puede ser una experiencia maravillosa siempre y cuando se enfoque con intención.

Autonomía que se cultiva

Uno de los mayores regalos del estudio en casa es la posibilidad de fomentar la autonomía. No me refiero a que los chicos se vuelvan expertos en hacer tareas solos, sino a algo más profundo: aprender a organizarse, autorregularse, saber cuándo necesitan ayuda y cuándo pueden resolver por sí mismos.

Eso sí, la autonomía no nace de la noche a la mañana. Como toda habilidad, se cultiva. Y ahí es donde entramos los adultos: para acompañar sin invadir, para guiar sin controlar.

Aprender a aprender

Estudiar en casa también invita a los estudiantes a conocerse mejor como aprendices. ¿En qué momentos se concentran más? ¿Qué tipo de actividades les ayudan a comprender mejor la información? ¿Cómo se sienten al aprender algo nuevo?

Esta autoobservación, que muchas veces se pierde en el ritmo agitado de la educación tradicional, es oro puro para el desarrollo académico y personal.

El hogar como espacio de aprendizaje

Contrario a lo que muchos creen, el hogar puede ser un entorno muy fértil para el aprendizaje… si lo preparamos para ello. No hablo de tener un escritorio de Pinterest (aunque si lo tienes, ¡genial!), sino de crear un espacio emocionalmente seguro donde el error no se castiga, donde se fomenta la curiosidad, y donde la conversación sobre lo aprendido se vuelve parte del día a día.

No es para todos… y está bien

Ahora bien, no todo es color de rosa. No todos los estudiantes aprenden mejor en casa. Hay quienes necesitan más estructura externa, interacción constante o simplemente disfrutan el entorno escolar. Y eso también está bien. Lo importante es poder elegir conscientemente lo que mejor se adapte a cada persona, sin prejuicios.

Una oportunidad si sabemos aprovecharla

Estudiar desde casa no tiene que ser un parche ni un plan B. Puede ser una oportunidad real de formar estudiantes más conscientes, más responsables y —por qué no— más felices con su forma de aprender.

¿Y tú? ¿Tienes experiencias con el estudio en casa? ¿Te ha funcionado o te ha generado más dudas que certezas? Me encantará leerte en los comentarios

Estrategias de estudio que sí funcionan, y… que no se enseñan en la escuela

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