Imaginémonos por un
momento que el aprendizaje es como conducir un auto. La autorregulación sería
ese sistema interno que nos ayuda a saber cuándo acelerar, cuándo frenar,
cuándo revisar si se va en la dirección correcta… y cuándo dar la vuelta si nos
equivocamos de camino.
En secundaria y
universidad —cuando los adultos esperan que “ya sepan organizarse”— muchos
estudiantes siguen sintiéndose perdidos, sin un GPS claro. Ahí es donde entra
la autorregulación del aprendizaje: una habilidad poderosa que puede
marcar la diferencia entre sobrevivir los estudios… y realmente disfrutar el
proceso.
¿Qué es
exactamente la autorregulación?
La autorregulación del
aprendizaje es la capacidad que tiene una persona para planificar,
monitorear y evaluar su propio proceso de estudio. Es decir, no solo hacer
la tarea, sino saber cómo, cuándo, por qué y para
qué la está haciendo.
Como psicóloga, muchas
veces escucho a estudiantes decir:
"Estudio un montón, pero no me va bien", "Quiero
estudiar, pero no sé por dónde empezar", “Son muchas actividades y no
sé cómo organizarme”.
Y en el fondo, lo que está faltando no siempre es más esfuerzo, sino más
estrategia y autoconciencia.
Debemos aprender a…
- Planificar
➤ Elegir metas realistas.
➤ Dividir tareas grandes en pasos manejables.
➤ Organizar el tiempo (¡sin caer en el perfeccionismo!). - Monitorear
➤ Revisar si se está entendiendo lo que se estudia.
➤ Hacerse preguntas mientras se aprende.
➤ Ajustar la estrategia si algo no está funcionando. - Evaluar
➤ Reflexionar después de una tarea: ¿qué salió bien? ¿qué puedo mejorar?
➤ Reconocer los avances, aunque sean pequeños.
➤ Aceptar los errores como parte del proceso.
Como madre, entiendo
perfectamente el deseo de “recordarle” todo al hijo o hija: la tarea, la
entrega, el examen. Pero también sé que, si no damos espacio para que se
equivoquen y aprendan a organizarse, les estamos quitando una oportunidad
valiosísima para su vida adulta.
La buena noticia:
se puede aprender
La autorregulación no
es un talento con el que se nace. Es una habilidad que se entrena, como
andar en bici. Y cuanto antes se empiece a practicar, mejor.
Podemos ayudar a los
estudiantes con:
- Agendas visuales o digitales.
- Técnicas de estudio activas (resúmenes, mapas,
autoexplicaciones).
- Rutinas realistas y flexibles.
- Espacios de conversación donde puedan pensar en
voz alta sobre cómo están aprendiendo
Cuando un estudiante empieza a autorregularse, no solo mejora su rendimiento académico, sino que gana confianza en sí mismo, desarrolla pensamiento crítico y se vuelve más autónomo.
Y no hay mejor inversión a largo plazo que esa.