Técnicas para activar la motivación académica (aunque no tenga ganas)
A todas las
personas nos ha pasado: el cuaderno abierto, la tarea pendiente, el reloj
corriendo… y las ganas de estudiar completamente ausentes. No se trata de no
saber qué hacer. A veces, simplemente, no se siente con el ánimo o la
energía para empezar.
Desde la
psicología educativa —y también desde la experiencia como madre y educadora—
sabemos que muchas veces, lo que falta no es voluntad, sino estrategia.
Por eso, si hoy usted o su hijo(a) se siente desmotivado/a, este texto puede
ser el empujón amable que necesitan.
Primero lo primero: ¿qué es la motivación académica?
La
motivación académica es ese impulso interior que lleva a una persona a
aprender, avanzar, y comprometerse con sus metas de estudio. Pero hay algo
importante que a veces se olvida: no es constante. Cambia según cómo nos
sentimos, lo que pensamos y las condiciones que nos rodean.
¿Por qué no quiere estudiar?
Antes de
aplicar una técnica, conviene identificar qué está sintiendo. Porque muchas
veces “no quiero estudiar” es una forma corta de decir:
- “Estoy mentalmente agotado/a”
- “No sé
por dónde comenzar”
- “Tengo
miedo de no hacerlo bien”
- “No le
veo sentido a esto”
- “Estoy
abrumado/a con todo lo que tengo que hacer”
Reconocer
qué está detrás de esa resistencia es el primer paso para gestionarla con más
amabilidad.
Estrategias desde la psicología educativa para
recuperar el impulso:
1. La técnica de los 5 minutos
Dígase a
usted mismo/a que estudiará solo cinco minutos. Si después decide parar, está
bien.
Lo más difícil suele ser empezar. Muchas veces, al comenzar, la motivación
aparece sola.
2. Divida la tarea
Evite ver el
estudio como una carga inmensa. En su lugar, divídalo en partes pequeñas y
alcanzables.
Por ejemplo: “Hoy solo repaso dos páginas y subrayo lo más importante”.
3. Recuerde su propósito
Pregúntese:
¿para qué estudio esto? ¿Qué meta mayor me está ayudando a alcanzar?
No siempre amamos la materia, pero sí podemos conectar con lo que hay más allá
de ella.
4. Actívese físicamente
Un pequeño
cambio físico puede desbloquear su mente: caminar un poco, estirarse, cambiar
de ambiente.
El movimiento genera energía y ayuda a romper con el bloqueo.
5. Trátese con amabilidad
Evite
pensamientos como "soy un desastre" o "siempre lo dejo todo para
el final".
En su lugar, practique mensajes como: “Hoy haré lo que pueda. Un paso
pequeño también cuenta.”
6. Recompénsese
Después de
cumplir una meta (aunque sea breve), permítase disfrutar algo que le guste.
Una bebida caliente, una serie, una caminata... pequeños premios mantienen su
motivación activa.
Recuerde…
Aprender a
motivarse no es una habilidad innata, es algo que se construye poco a
poco. Si usted o su hijo/a está pasando por un momento de desmotivación, no se
culpe ni se rinda. La motivación académica se puede cultivar, especialmente
cuando hay comprensión, estrategias adecuadas y espacios donde el aprendizaje
tenga sentido.
Motivarse también es parte del aprendizaje. Y se vale empezar de nuevo,
todas las veces que sea necesario.